Puebla, Pue.- En el marco de la más reciente resolución judicial sobre un caso de violencia ácida, en el que se logró que al agresor de nombre Fidel, lo sentenciaran a 42 años de prisión por atacar a su ex pareja sentimental, Esmeralda Millán, resulta interesante preguntarse si la compra-venta de ácidos debería regularse.
En marzo del año 2016, el Comisionado Nacional contra las Adicciones (CONADIC), impulsó una medida para que en la Ciudad de México, se evitara la venta de alcohol, cigarros y solventes a menores de edad.
La prohibición de vender tabaco y alcohol a menores se encuentra vigente y es aceptada socialmente en el país debido a que su mercado siempre fue dirigido al consumo e ingesta por parte de personas adultas, sin embargo, es interesante el tema de los solventes, pues su fabricación y comercio están destinados al uso industrial o doméstico.
Sin embargo, debido a los efectos que los solventes provocan al ser inhalados, los hacen peligrosos para quien los consume de tal forma, por lo que la regulación de su venta, aunque en un principio no amerita regulación, desde un punto de vista de salud pública, sí que requiere que su distribución sea vigilada.
Regresando al tema de los ácidos, se le denominó “Ley Ácida” a una reforma penal consistente en castigar con prisión a quienes cometan ataques con sustancias químicas, al considerar la agresión como una tentativa de feminicidio.
De acuerdo con la llamada “Ley Ácida”, aprobada en Puebla el pasado 2 de marzo de 2023, dicha violencia se cumple con un daño no accidental, utilizando ácido o alguna sustancia corrosiva, cáustica, irritante, tóxica o inflamable, misma que pudiera causar o no, lesiones internas, externas o ambas según el acto.
Casos como el de Elena Ríos, quien fue la primera víctima en obtener sentencia condenatoria por violencia ácida como tentativa de feminicidio contra su agresor en México y América Latina, o el de Esmeralda Millán, quien es la segunda afectada que logra obtener justicia en Latinoamérica por el mismo delito, hacen plantearse si es necesario regular la venta de las sustancias contempladas en la “Ley Ácida“.
Son químicos relativamente baratos, de fácil acceso al ser de uso doméstico o industrial, y que se pueden conseguir en establecimientos fijos o hasta en tiendas en línea que hacen envíos hasta la comodidad del hogar del comprador.
Hasta el momento su venta no está regulada y aunque la mayoría de las personas que las compran las utilizan con fines lícitos y laborales, existe un sector, conformado en su mayoría por hombres, que les dan un uso cruel e inhumano.
De acuerdo con el estudio titulado “Violencia de género con ácido: Una de las manifestaciones más crueles del machismo en México”, elaborado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD), del Senado de la República, hasta este día, la cantidad de afectadas con ácido u otras sustancias químicas o corrosivas se desconoce, debido a que no hay registros y cifras oficiales por parte de las autoridades, por lo que la magnitud del problema es desconocida, y por ende, las estrategias para combatirla resultan ser insuficientes, mal enfocadas e imprecisas.
¿Será la regulación de la venta de las mencionadas sustancias químicas, el inicio para reducir la violencia ácida?